El modelo de Ness y Fibonacci
- Lina Conti
- 16 may 2023
- 3 Min. de lectura
En los años recientes, pongamos por caso veinte, los avances de la tecnología, de la Inteligencia Artificial en particular, han sido notables: robótica social y de servicio, agricultura de precisión, ciberseguridad avanzada, entretenimiento inmersivo, entre otros juguetes deslumbrantes. A no poca gente le preocupa el futuro del empleo humano ¿cómo será? ¿qué tareas serán más adecuadas para las personas? y, sobre todo, ¿en cuáles serán preferibles a las opciones tecnológicas? Las preguntas surgen a mucho mayor velocidad que las respuestas. Lo único que tenemos sabido al día de hoy es la necesidad de desarrollar competencias a la altura de las circunstancias que dicte la tecnología disponible, ya no más como antes que se trataba de desarrollar tecnología a la altura del quehacer humano. El paquete de competencias será una combinación muy interesante, ya lo es de hecho, y ahí hay otra certeza: serán clave las competencias humanísticas o Power Skills. En contraste con el veloz avance de la tecnología, en materia de gestión humana en general y de liderazgo en particular, los avances son francamente pobres. Después de capítulos de gran relevancia, como el liderazgo situacional (Hersey & Blanchard;1982), el liderazgo transformacional (Bass & Burns;1978-1985) y las variantes de Inteligencia Emocional (Goleman;1995), solo tenemos avances que en tecnología equivaldrían a ponerle una voz más grave a Siri o un acento gallego a Alexa. No es menospreciarlos, en lo absoluto, pero es una realidad que urgen propuestas que por lo menos intenten ir más lejos, no sólo cruzar el patio, todo lo que hay desde hace dos décadas es fraseología, muchas veces falaz, tautológica y hasta redundante ¿alguien puede imaginar a un líder no consciente? El modelo de las 3P, ¿modelo? son tres palabras que empiezan con la misma letra ¿y luego? Esta es una invitación al debate ¡eh!, no una crítica impune.
Hay que reconocer el esfuerzo de quienes lo han intentado, Kofman y Pittaluga son de lo más reciente, junto con el Business Humanizer (Alemany), trabajador incansable y elocuente. Pues a sus esfuerzos por actualizar y darle un sentido moderno al liderazgo, surge un modelo que se rehusa a quedarse viendo el trasero de la tecnología y da un salto atrevido para acompasarla con una propuesta humanística a la altura de los tiempos, desafiando el paradigma del líder singular y en concordancia con una nueva escala de valores propia de las nuevas generaciones, donde destacan la diversidad e inclusión, el Ikigai (occidentalizado), el trabajo colaborativo, los SQUADs y el Teaming, la inteligencia colectiva, las inteligencias múltiples, las Power Skills, etc. Este modelo recoge los elementos determinantes de la convivencia humana en la era digital, incorpora el valor agregado de cada individuo en el valor total colectivo, no destaca lo extraordinario de un solo individuo que llevará a los demás a buen puerto, sino la participación de todos y el resultado de su interacción. Este resultado crece de manera admirable en cuanto se agregan las contribuciones y el nivel de desarrollo de las competencias; es una espiral logarítmica, como la espiral aúrea en la naturaleza, ésta lo es en la interacción humana. Es el modelo de Ness y Fibonacci, el modelo de neoLiderazgo. En las próximas semanas habrá presentaciones académicas y publicaciones al respecto, lo menos que podemos hacer, para no seguirnos rezagando en la materia, es encender la discusión y avivarla, analizar el modelo que es por todas partes perfectible y que el resultado sea un modelo dinámico, como nuestra realidad: en evolución constante y cada vez más vertiginosa. En palabras del coordinador de desarrollo del modelo: son tiempos de la Inteligencia Artificial, de la tecnología omnipresente, de la diversidad e inclusión sin reservas, del más amplio sentido de pluralidad, son tiempos del neoLiderazgo.
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